Una escapada a Cantabria es una ocasión para disfrutar de un montón de planes diferentes. Desde unos días de conexión con la montaña, al relax del mar, pasando por la gastronomía local o la actividad de Santander. Si a todo esto le sumas encontrar los rincones más pintorescos que atesoran los pueblos pasiegos, tu estancia en Cabañas con Encanto será de lo más completa. Pero no te agobies; organiza tu plan sin prisas, al ritmo que marca la vida en los valles.
Un recorrido entre historia, leyendas y paisajes únicos
En Cabañas con Encanto no podemos estar más enamorados de los Valles Pasiegos, un lugar donde el tiempo se detiene y la naturaleza se convierte en el mejor plan. Aquí, las carreteras serpentean entre prados verdes, cabañas de piedra y ríos que invitan a parar y respirar hondo. Cada curva del camino guarda una postal, y cada pueblo, una historia. Si estás buscando una escapada rural a Cantabria con encanto de verdad, estás en el sitio adecuado.
Desde nuestras cabañas de madera, rodeadas de naturaleza y silencio, podrás descubrir pequeños pueblos que conservan la esencia de lo auténtico. Calles empedradas, arquitectura tradicional, gastronomía de la pegada a la tradición y la amabilidad de una gente que vive sin prisa. Harás pocos kilómetros en coche para llegar a los pueblos más especiales, perfectos para perderte sin rumbo y encontrarte con lo más bonito de Cantabria interior. ¿Cuáles de ellos no te puedes perder en tu escapada rural a Cantabria? Anota estas ideas:
Liérganes
Ya hemos mencionado a la capital del Hombre Pez otras veces, pero volver a Liérganes siempre es un acierto. Este pueblo, considerado uno de los más bonitos de España, enamora a quien lo visita con su aire tranquilo, su arquitectura tradicional y su halo de misterio
Disfruta del discurrir del río Miera, que atraviesa el corazón del pueblo con calma, perfecto para un paseo al atardecer o para sentarse en la ribera y simplemente escuchar el sonido del agua. El puente romano, todo un símbolo, te regalará una de las postales más icónicas de Cantabria.
No puedes marcharte sin conocer la leyenda del Hombre Pez, una historia que mezcla mito y realidad y que ha dado fama al pueblo. Se dice que un joven local desapareció en el río… y fue visto años después nadando en las costas de Cádiz. En tu visita, haz una parada junto a la escultura del Hombre Pez: la foto es casi obligatoria y uno de los recuerdos más especiales de cualquier escapada por la zona.
Además, el casco histórico de Liérganes está lleno de casas solariegas, balcones con flores y detalles que te invitan a pasear sin rumbo. Si te apetece una pausa gourmet, aquí encontrarás varios restaurantes y tabernas donde probar la gastronomía cántabra, desde quesos y embutidos locales hasta una buena ración de rabas con vistas al río.
Selaya
En pleno corazón del valle del Pisueña se encuentra Selaya, uno de esos pueblos que sorprenden por su autenticidad y su fuerte vínculo con la tradición pasiega. Es un lugar perfecto para saborear Cantabria desde dentro, con una mezcla de patrimonio, historia rural y productos locales que te harán querer volver.
Aquí podrás pasear entre casonas montañesas con siglos de historia y descubrir joyas como el Palacio de Donadío, un edificio señorial que refleja el esplendor de otros tiempos. Caminar por sus calles es recorrer un pequeño museo al aire libre de arquitectura tradicional, con balcones de madera, tejados a dos aguas y el murmullo de los arroyos acompañando cada paso.
Pero si algo define a Selaya, además de su belleza, es su orgullo gastronómico. Este es uno de los mejores lugares para visitar si quieres llevarte a casa auténticos sabores de la tierra: sobaos pasiegos y quesadas elaborados de forma artesanal, en pequeñas empresas familiares que han pasado sus recetas de generación en generación. En tu ruta, entra a alguna de estas tiendas a preguntar: te contarán cómo se hace un buen sobao… ¡y probablemente te den a probar uno recién hecho!
Selaya también es un buen punto de partida para hacer rutas suaves a pie o en bici, descubriendo los prados verdes, las cabañas pasiegas y las vistas que regala el valle. Este rincón de los Valles Pasiegos es el lugar perfecto para reconectar con lo sencillo, con lo auténtico, y para disfrutar de una escapada rural con todos los sentidos.
Vega de Pas
Vega de Pas es uno de esos pueblos que parece detenido en el tiempo. Rodeado de montañas y verdes infinitos, es considerado el alma de la cultura pasiega. Aquí todo habla del pasado, de las costumbres y del arraigo a una forma de vida que ha sabido mantenerse fiel a la tierra y a las tradiciones.
Ubicado en un valle amplio, atravesado por el río Pas, este pequeño pueblo de montaña es una de las paradas obligatorias si quieres entender de verdad lo que significan los Valles Pasiegos. Sus casonas de piedra, la plaza porticada y la iglesia de Nuestra Señora de la Vega son solo el comienzo de lo que ofrece este lugar.
Vega de Pas también es historia viva. En el Museo Etnográfico de las Tres Villas Pasiegas podrás conocer cómo vivían y trabajaban los pasiegos, con sus cabañas en lo alto de los montes, los trasiegos de ganado y su peculiar organización social. Es un plan perfecto si viajas en familia y quieres que los más pequeños descubran cómo era la vida rural antes de los móviles y las prisas.
Además, este pueblo es ideal para sentarte en una terraza y saborear con calma sus productos estrella: los sobaos pasiegos y las quesadas, elaborados aquí con mantequilla pura y un sabor que no tiene comparación. Te aseguramos que después de probar uno en Vega de Pas, todos los demás te sabrán diferente.
Si te gusta caminar, desde Vega parten varias rutas que te llevan entre cabañas pasiegas, riachuelos y praderas abiertas. Y si prefieres simplemente dejarte llevar, el paisaje lo hace todo por ti: aquí todo invita a bajar el ritmo y disfrutar del presente. Con su mezcla de autenticidad, paisaje y memoria, Vega de Pas es mucho más que un pueblo bonito: es una experiencia en sí misma.
Puente Viesgo
A orillas del río Pas y rodeado de montañas, Puente Viesgo es un destino que lo tiene todo: historia milenaria, naturaleza exuberante y un balneario famoso por sus aguas termales. Es un destino perfecto si buscas una escapada rural de relax y cultura.
Su mayor tesoro está oculto bajo tierra: las cuevas del Monte Castillo, uno de los yacimientos prehistóricos más importantes de Europa. En su interior se conservan pinturas rupestres de hace más de 40.000 años, con figuras de bisontes, ciervos y manos en negativo. Si viajas con peques, les encantará adentrarse en el mundo de la prehistoria y jugar a ser exploradores.
Pero Puente Viesgo también invita al descanso. Su famoso balneario, ubicado en un elegante edificio de principios del siglo XX, aprovecha las propiedades curativas de sus aguas medicinales para ofrecer tratamientos de bienestar y relajación. Un plan redondo si quieres mimarte durante tu escapada por los Valles Pasiegos.
Pasear por el pueblo también es muy agradable: su paseo junto al río Pas, sus pequeñas plazas y sus restaurantes donde probar la cocina local lo convierten en una parada muy completa. Puedes probar productos típicos cántabros con un toque más moderno, o simplemente sentarte al sol y dejar pasar la tarde.
Villacarriedo
En pleno valle del Pisueña, Villacarriedo sorprende al visitante con una joya arquitectónica que parece sacada de otro lugar: el Palacio de Soñanes, una de las muestras más impresionantes del barroco civil en Cantabria. Este edificio del siglo XVIII fue construido como residencia de un indiano que se hizo rico en América, y hoy es uno de los símbolos del municipio. Su fachada majestuosa, sus jardines y su historia le dan a Villacarriedo un aire único, como si la nobleza se hubiera colado en medio del paisaje rural.
Pero Villacarriedo no es solo su palacio. Pasear por sus calles tranquilas, visitar la Iglesia de San Martín o acercarte al cercano Monasterio de Nuestra Señora del Soto son planes perfectos para un día de calma. Aquí todo invita a moverse sin prisas, a dejarse llevar por el ritmo pausado del campo.
Además, Villacarriedo es un buen punto de encuentro para probar productos locales, desde embutidos caseros hasta dulces típicos. Y si viajas con niños, muy cerca está el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, una visita ideal para combinar naturaleza y fauna en un entorno espectacular.
Y, si nos visitas en septiembre, ten en cuenta que se celebran las fiestas del Urgullu pasiego en San Roque de Riomiera. No hay mejor momento del año para conocer de primera mano las costumbres de la zona. El programa de cada edición incluye curiosos concursos, exhibiciones deportivas, juegos tradicionales, música y por supuesto comida típica.
¿Qué te parece esta ruta para conocer los pueblos con más encanto de los valles pasiegos? Te aseguramos que será un recorrido de lo más bucólico, entre prados verdísimos salpicados de las tradicionales cabañas y pueblitos llenos de encanto. Reserva ya tu cabaña.