Don Pelayo, Garcilaso de la Vega, Juan de Herrera, Ángel Herrera Oria, Jesús de Polanco, Emilio Botín… De Cantabria, para el mundo. En estas tierras han nacido desde políticos como Joaquín Leguina, Miguel Ángel Revilla, Teófila Martínez o Alfredo Pérez Rubalcaba a literatos como José María de Pereda, Gerardo Diego, Concha Espina, José Hierro, Álvaro Pombo o Elena Quiroga. También son cántabros el dibujante Peridis, la pintora María Blanchard, el historiador Menéndez Pelayo, además de los directores de cine Mario Camus, Manuel Gutiérrez Aragón, Nacho Vigalondo, los actores Antonio Resines, Eduardo Noriega y Miriam Díaz Aroca y el cantante David Bustamante. En el mundo de deporte, destacan Vicente Trueba, Severiano Ballesteros, Óscar Freire y Ruth Beitia.
Activismo feminista en el deporte, el periodismo y la literatura
Pero, como estamos en marzo y hoy, día 8, se celebra el Día de la mujer, queremos rememorar la vida de una cántabra muy particular: Ana María de Cagigal Casanueva. Nacida en Santander 1900, tuvo una vida larga —murió en 2001— y llena de hitos que merece la pena conocer. Deportista, periodista y escritora, fue una luchadora incansable por la libertad de la mujer a través de la práctica deportiva. También defendió el acceso a al cultura de toda la ciudadanía, sobre todo de las personas menos favorecidas, y reivindicó a lo largo de toda su vida la igualdad de la mujer.
En la década de los 20, Santander era una capital de provincia conservadora. Como sucedía en la mayoría de ciudades de la época, había espacios a los que las mujeres no podían acceder. Y en ese contexto, Ana María se empeñó en atravesar a nado la bahía de Santander, y lo logró. Su proeza, anunciada con desdén en los periódicos locales, dejó con la boca abierta a aquellos que apostaron en su contra. Es más, su pasión por el deporte la hizo integrarse en los primeros equipos de hockey hierba femenino.
Ya en 1935 empezó a trabajar como redactora en La Voz de Cantabria, demostrando que el lugar de la mujer no podía limitarse al hogar. En esa década, las mujeres comienzan a ocupar espacios públicos, y Ana María pasa a ser más conocida por su actividad periodística, activista y conferenciante que por sus hazañas deportivas.
Tras el estallido de la Guerra Civil se instaló en Barcelona, en donde trabajaría en periódicos como La Vanguardia y Solidaridad Nacional, al tiempo que se dedicaba a su vocación poética. En 1946 se publica su única novela, «Leña húmeda», si bien la antología que recogió todos sus poemas no se editó hasta el año 2000, solo uno antes de su muerte. En «Amor del mar y otros trabajos» plasma su amor por las tierras cántabras, los acantilados, el mar y la bahía.
Con la llegada de la democracia retornó a Cantabria, instalándose en Sobremazas, en donde retomó su actividad literaria y en donde fallecería.
Se la ha homenajeado con una calle en su ciudad natal y unos premios periodísticos que llevan su nombre. Aunque su producción literaria es breve, su papel como pionera y luchadora por los derechos de la mujer serán recordados siempre.
*La imagen de cabecera es una ilustración obra de Sara Fuentes.