Si te gusta el cicloturismo o si, simplemente, quieres conocer a otro ritmo los alrededores de Cabañas con Encanto, sigue leyendo. Las vías verdes son siempre una opción asequible a través de la que conocer la naturaleza autóctona mientras se hace deporte. En Cantabria hay algunos tramos que merecen mucho la pena, tanto si tu plan es quedarte cerca de los valles pasiegos como si te animas a acercarte a la costa.

¿Qué son las vías verdes?

Son recorridos que discurren sobre antiguas vías de tren. En España hay más de 3 mil kilómetros de infraestructuras ferroviarias sin uso que se han reconvertido en rutas para recorrer en bici o a pie. Todo, en el contexto del Programa Vías Verdes. En Cantabria contamos con cinco de estas vías, que suman unos 50 kilómetros. Atraviesan los valles pasiegos, en donde podrás dormir en una auténtica cabaña de pastores rehabilitada, pero también las comarcas de Besaya y Asón Agüera.

La Vía verde del Pas

Es la vía más larga, completa y conocida, con 34 kilómetros sigue el curso del río Pas y pasa por puntos como el acueducto de Santiurde, el Monasterio de Nuestra Señora Del Soto, del siglo XIII, el puente de madera de Corrobarceno o los alrededores de Puente Viesgo. Precisamente ahí está la antigua estación de tren, actualmente un museo en donde se pueden ver las locomotoras de vapor que hacían esta ruta en su día. Como ves, muy recomendable para tu escapada rural en los valles pasiegos. Si terminas en Ontaneda, no puedes dejar de probar el helado de queso de Helados López, lo reconocerás por la larga cola que se forma.

La vía verde del Besaya

La vieja vía del tren que transportaba mineral desde la mina de Reocín hasta el cargadero de San Martín de Hinojedo combina mar y montaña a lo largo de 20 kilómetros. El parque de la Ribera, la playa de la Riberuca, el estuario y los humedales de la ría de San Martín de la Arena son algunos de los lugares que puedes disfrutar si te animas, eso sí, a salir de nuestra zona.

La vía verde Castro-Traslaviña

Por la línea de ferrocarril de Castro Urdiales a Traslaviña descendía el tren minero desde las montañas, pasando por prados y bosques para finalizar su ruta en los cargaderos de la costa. La estación de Otañes, la casa de la Capataza y el apeadero de los Corrales, los depósitos de la Carmelita, el viaducto de los Vados o el poblado minero de Herreros dejan constancia del pasado minero de la zona.

La vía verde del Piquillo

Es el recorrido del tren que transportaba mineral desde las minas del Hoyo-Covarón (Vizcaya), hasta el Piquillo, en donde se embarcaba. Así, el camino bordea acantilados con vistas espectaculares. Es sin duda una buena opción para las personas enamoradas del mar y de la naturaleza agreste propia de Cantabria y el País Vasco.

La vía verde de Dícido

Otra alternativa para pasear por una zona minera y costera, con tres túneles y un cargadero perfectos para descubrir con los más pequeños.

¿Y cuál es el mejor momento del año para disfrutar de las vías verdes cántabras? Sin duda el verano es un buen momento. Las temperaturas no son tan altas como en otros puntos de la península, aunque es muy recomendable protegerse del sol adecuadamente y cuidar la hidratación en estas rutas. Reserva ya online tu Cabaña con Encanto y acércate a una de estas vías para llenar tu retina de verde.

Comments are closed.