Paisaje en San Roque de Riomiera

Salir de la ciudad los meses de verano debería ser recetado por todos los médicos de cabecera. Los entornos urbanos son verdaderas islas de calor, pero no es solo por eso que debemos darnos un respiro. Después de un año sin escapar apenas de la rutina, necesitamos desconectar. Y hacerlo en un escenario distinto es imprescindible para nuestra salud; para la mental y para la otra.

Relax, desconexión y planes para todos los gustos

Si cierras los ojos y piensas en un lugar en el que relajarte, alejado de todo, sin ruidos ni interrupciones, ¿no se te viene a la mente una buena playa? ¿Y un entorno verde, con bosques, ríos y la ciudad muy lejos? Hospedarte en Cabañas con Encanto te permitirá tener a mano el mar pero también paisajes frondosos y refrescantes con los que te reencontrarás con la naturaleza.

Pero hay mucho más: anota estas 10 cosas que hacer en los valles pasiegos en los meses de verano:

  • Disfrutar de árboles de verdad: no es que los que hay en las ciudades sean de mentira, pero los castaños y robles de cientos de años nos aportan sensaciones muy especiales. Frescor, tranquilidad, relax, optimismo… ¡un buen baño de bosque lo cura casi todo!
  • Relajar la vista con paisajes verdes, muy verdes: ¿cuándo fue la última vez que miraste al horizonte y viste algo más que edificios? Las montañas, los prados y los bosques de la zona de la Pasieguería te harán cambiar el chip. Y sí, el verdor perdura los meses de calor, prometido.
  • Practicar un ocio activo: desde espeleología a vía ferrata, pasando por surf y otros deportes acuáticos. Senderismo para toda la familia, claro, y pozas y rincones fluviales para bañarse. ¿Quién da más?
  • Conectar con las tradiciones pasiegas: te hospedarás en auténticas viviendas de pastores de la zona, rehabilitadas con mucho respeto para conservar su esencia. Así entenderás mejor su forma de vida y el porqué de estas construcciones tan peculiares.
  • Comer rico y abundante: si algo te va a quedar claro cuando pruebes la gastronomía pasiega es que es difícil quedarse con hambre. Los productos de la tierra, los platos de cuchara, los postres cremosos… en los restaurantes próximos a tu cabaña encontrarás productos selectos cocinados como antes.
  • Pasártelo genial en las fiestas locales: entérate de las celebraciones veraniegas de cada localidad. Las festividades de los pueblos son una excusa perfecta para disfrutar de comidas populares, bailes y verbenas.
  • Visita los mercados y ferias tradicionales: si te gusta el buen comer, no te pierdas los mercados locales. Podrás hacerte con los mejores productos para cocinar con tranquilidad en tu cabaña. Además, ¿qué mejor excusa para entablar conversación con la gente de la zona? Deja que te cuenten los secretos de cada ingrediente y de cada receta.
  • Observar las estrellas: pero de verdad, ¿eh? El verano es el mejor momento para hacerlo, por los cielos despejados y las temperaturas nocturnas suaves. Podrás mirar las estrellas sin más objetivo que disfrutar del cielo o intentando identificar constelaciones y otros objetos astronómicos. Cualquier plan vale, porque en los valles encontrarás cero contaminación lumínica. ¡Te sorprenderá lo estrellado que se muestra el cielo!
  • Conocer la flora y la fauna de los valles: observar las especies vegetales y animales, siempre con mucho cuidado, es el mejor plan si te apasiona la naturaleza y quieres transmitirles ese amor a los más pequeños.
  • Darle duro al enoturismo: para conocer bien un lugar, hay que probar sus vinos. Encontrarás propuestas de catas, rutas y maridajes en los que saborear los mejores caldos.

Una escapada romántica, un viaje en familia, un finde largo con amigos… ¿Te hemos dicho ya que Cabañas con Encanto es dog-friendly? Aún estás a tiempo para organizar tu visita a Cabañas con Encanto. ¡Reserva ya y date un respiro!

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