Si estás planeando tu escapada rural a los valles pasiegos, seguro que sabrás que las cabañas son la vivienda de los pastores de la zona. En Cabañas con Encanto hemos rehabilitado auténticas cabañas de madera y piedra empleadas no hace muchos años por familias dedicadas a la ganadería de subsistencia. Son construcciones tradicionales, como tradicional es una actividad que aún perdura y que es la base de una actividad económica centrada en la producción alimentaria.
Si nos visitas, aprovecha para hacerte con una buena caja de auténticos sobaos y un buen queso en alguna de las empresas familiares que animan la economía de la zona. Sin duda, la gastronomía pasiega no sería la misma sin esta riqueza ganadera y la conservación de las tradiciones a lo largo de los siglos. Precisamente, el turismo rural responsable contribuye a esta labor.
¿Qué razas de vacas, ovejas y cabras pastan en los valles pasiegos?
La vida pasiega y los singulares paisajes convierten a estos valles en un lugar único en el que viven razas autóctonas de vacas, ovejas o cabras, protegidas en los últimos años por el gobierno cántabro. Así, con los siglos, se ha ido configurando la naturaleza de estos valles agrestes, que en su día fueron considerados remotos.
Los fríos inviernos de la zona convirtieron las cabañas de piedra en la mejor opción para resguardarse los pastores y su ganado cuando la nieve y la falta de pasto impedía cualquier otra alternativa. Se empezaron a ver las primeras en el siglo XVI, y algunas de ellas aún siguen en pie.
En este contexto duro, la ganadería de la zona facilitó la aparición de una actividad agroalimentaria que pervive: los productos lácteos arrancaron a mediados del siglo XIX con la cría de la vaca pasiega. Con un pelaje rojizo muy característico, ha sido el principal animal destinado a producir leche, grasa y de sabor intenso, para las típicas quesadas y sobaos, además de carne. Posteriormente se importaron otras razas, como la suiza o la frisona, lo que prácticamente hizo desaparecer a la autóctona, aunque se ha recuperado en los últimos años.
Además, la oveja lacha o latxa, en euskera, es otra raza presente en la zona norte de la cordillera cantábrica. La subraza carranzana es la propia de los valles pasiegos, y también es criada para dar leche.
También hay presencia de cabras, que producen una leche muy preciada para elaborar quesos. Además, los pasiegos se ayudan con el caballo losino, raza originaria del valle de Losa (Burgos).
La muda pasiega o la vida de cabaña en cabaña
Los rebaños pasiegos realizan la tradicional muda o «cambio de lumbre» a lo largo del valle para llegar a zonas con mejor pasto. En el caso de las ovejas carranzanas, lo hacen en invierno, bajando por el río Miera hasta Liérganes. Tradicionalmente, los pastores se dirigían en primavera y verano a las cabañas situadas en las zonas altas.
La muda es un modelo transhumante propio de los valles, que responde a un clima muy exigente y también a las necesidades de alimentación del ganado. Sin duda, esa vida de cabaña en cabaña, de prado en prado, es algo único ya en nuestro país.
Si quieres conocer más de la vida de los auténticos pasiegos, nada mejor que reservar ya tu estancia en Cabañas con Encanto.